viernes, 23 de septiembre de 2011

Rompiendo el hielo

Todos pasamos por esta carretera, algunos con la carita menos sucia que otros, con las esperanzas menos marchitas o la sonrisita más brillante, acariciamos teclados, vemos bordes de la pantalla, arreglamos el pelo, recordamos algo olvidado en un punto de nuestra agenda y cerramos la inspiración en una cajita de música que ya no toca nada.


Te ha pasado, lo sabes, pretendes olvidar cada promesa rota del escritor enano que habita en tí, que grita fuerte pero no logra catarsis, no logra espacio, tan sólo angustia, el mismo sentimiento de haber pasado por alto algo al final del día, de haber comido mucho por compromiso, de rompemuelles a toda velocidad.


Y es que me extraño.


Extraño el peso de mis libros en la almohada, el olor a carboncillo entre mis dedos, la carcajada contagiosa y el restar importancia a lo irrelevante.


Hoy me cansé de andar de puntitas esquivando flores en un campo minado, hoy no cerraré mi bolso, no ataré mis cordones, correré entre los carros y sonreiré grande aunque me coma el flequillo. Hoy me daré tiempo de ver mi calma hacerse una con el mar, esconderse lejos hasta donde la suma de cielo y agua se haga neblina.


Hoy le diré al mundo que no me ha cambiado, le sacaré la lengua y esperaré que venga a por mi jugando cual niño travieso.


No, Mundo, no me vengas con historias que ya conozco tu gran secreto, odias hacer el trabajo sucio de vernos caer y esconder la pena para darnos palmaditas en la espalda.


Conmigo no te hagas al duro, ven que te monstraré lo divertido que es salir de los protocolos un ratito cada día.



Miré de soslayo a la que era hace años y podría jurar que la muy lista me lanzó mirada de complicidad, me escondí, la volví a divisar y estoy segura que sonrió, le gusta verme con tacones y uñas hechas.


Pues a eso voy, pequeña, a crecer rapidito, prometo visitarte más seguido para, a lo mejor, algún día, extrañarte menos.

reencuentro.
1. m. Acción y efecto de reencontrar.
2. m. Encuentro de dos cosas que chocan una con otra.
3. m. Choque de tropas enemigas en corto número, que mutuamente se buscan y se encuentran.

jueves, 12 de mayo de 2011

re a parecer

Y sin darnos cuenta pasó casi un año sin escribir en mi bebé.
Seré sincera, pude haber seguido matándolo de hambre de no ser por una niña inquieta con ganas de colaborar en mi blog, y así fue, Boadicea (la niña inquieta) pedía un link y yo había olvidado hasta la contraseña.
Tras un par de intentos fallidos y mil porqués, aquí lo tienen, el post de una amiga que esta vez hizo renacer de las cenizas mis ganas de escribir.




Desde el Equilibrio

Ha pasado más de un año desde la última entrada que publiqué aquí y me ha parecido un buen momento para “hacerle pasar la ITV”. Prometo que no habrá que rellenar formularios, que no pondré pegatinas en la frente de los que lean esto, que será gratis y que seré breve.
Mantener la serenidad y la cabeza fría cuesta un mundo, sobre todo cuando el mundo no parece querer colaborar… aunque, bien mirado, nadie dijo nunca que esa fuera su obligación. La realidad es eso que una y otra vez te toca las narices, la moral y los principios, te sobrecarga y te acerca al punto de ruptura (sí, sé que se me acaba de notar cierto amor inconfesable por la ingeniería civil). Lo suyo, lo mío, lo de los míos, es no dejarse romper y nunca caer sin por lo menos haber plantado batalla.
En estos meses he dado y recibido chorrocientos smuacks y abrazos de oso, reales y virtuales, la verdad es que ya casi ni los distingo. Todos los que di fueron sinceros y todos los que recibí fueron agradecidos. He demostrado mucho y me han demostrado aún más. He encarrilado proyectos, he conocido gente, he dejado atrás cosas que creía imprescindibles y he descubierto que no llegaban ni a necesarias.
Sigo sin saber cuál es la clave, por qué hay veces que todo encaja casi por arte de magia y otras ni siquiera veo el dibujo del puzzle… y he descubierto que me da igual. Sigo pensando que la estrategia y los objetivos son importantes, tanto los personales como los profesionales, pero en el día a día hay cosas que valen más.Tengo gente alrededor que me quiere y a la que quiero, que no me deja caer cuando falla todo punto de apoyo, que se convierten en cayado, báculo, capa, escudo y espada y he visto que la mayor parte de las veces con eso basta. No soy más fuerte ni más valiente que antes, pero selecciono mejor mis batallas y sé que cuento con los mejores soldados para ganarlas. No sé cuántas veces he dado las gracias a los que me quieren y me cuidan, pero estoy segura de que, parafraseando a mi amado Tolkien, no son ni la mitad de las que la mitad de ellos merecen.Hay días en los que todo se desmorona pero siempre hay más en el mismo sitio del que salió ese, hay otra semana, otro mojito… y aunque no borra el recuerdo del disgusto, sí que le da perspectiva y restablece el equilibrio. Pensándolo bien, creo que sí he descubierto la palabra clave: EQUILIBRIO… a ver si el año que viene puedo decir que fui capaz de mantenerlo. Gracias de antemano a los que me ayudareis en la pelea.



aparecer.
(Del
lat. apparescĕre).
1. intr. Manifestarse, dejarse ver, por lo común, causando sorpresa, admiración u otro movimiento del ánimo. U. t. c. prnl.